martes, 9 de julio de 2013

¡La honestidad está hecha añicos!

Aquí les escribo un artículo de un importante columnista de Puerto La Cruz: Antonio Ricóveri. Este artículo tiene que ver en como se que ha convertido la honestidad y la práctica de ésta en estos tiempos tormentosos en Venezuela, bajo un desgobierno comunistoide e ilegítimo. Dice así:
''Algunos estudiosos nuestra historia republicana han considerado que la ''inestabilidad política'' (alzamientos militares, pugnas sociales, revueltas campesinas, frecuentes golpes de Estado) que padecimos durante buena parte del siglo XIX y los primeros 60 años del siglo XX, influyeron en la formación de esa conducta deshonesta que tanto criticamos, y que terminó trastocando el buen camino que llevaban los gobiernos de la mal llamada ''Cuarta República'' hasta terminar haciendo añicos la presente revolución socialista, siendo su rasgo más resaltante que no solo observa la deshonestidad en quienes administran y manejan el erario público, sino que también hace estragos dentro de la empresa privada.
De allí parte la afirmación de que no solamente quienes andan ''como caimán en boca e' caño'' en los entes públicos son propiciadores de actos deshonestos, indecentes, impúdicos, a través de chanchullos, guisos y demás redes de corrupción, sino que este estigma ha terminado desbordándose sobre el comportamiento general de nuestra gente, evidenciando que parecieran no existir medios idóneos para combatir este mal.
El asunto es que la honestidad no se obtiene ni por las imposiciones de otro, ni a través de posiciones mágicas que cambian tal conducta... La honestidad debería ser el resultado de reflexiones íntimas y espontáneas de cada uno de nosotros sobre el correcto preceder. Debería ser el producto final de buenos ejemplos familiares, escolares, que recibimos oportunamente desde pequeños hasta formarnos la conciencia. La honestidad debería ser el máximo logro personal de cada quien y mejor referencia de cualquier ciudadano que se respete... Pero, al parecer, a muy pocos les importa tan resaltante virtud.
Esta deslantedora situación ha terminado mermando todas las instituciones del estado, a un punto tal, que ninguna goza de total credibilidad o confiabilidad, porque más temprano que tarde, sus representantes se muestran vulnerables a la tentación del vil dinero.
Recuerdo entonces cuando se empezó a hablar de revolución por el año 2000, muchos pensamos que la revolución que más le urgía a Venezuela era precisamente robustecer (cuando no crear) instituciones que le brindaran mayor seguridad y tranquilidad a los venezolanos, permitiéndole alcanzar la máxima felicidad y el más rápido desarrollo personal y profesional, pero nada de esto pasó, sino todo lo contrario. Resultando que hoy por hoy las instituciones del Estado son menospreciadas ya sea por su exceso de poder, por su falta de moral o por su falta de determinación, pues coexistimos junto a formas enervantes de despotismo, suerte de arbitrario poder supraestatal que abusa y hace lo que viene en gana frente a una sorprendida (y en algunos casos, rendida) ciudadanía.
A pesar de tan nefasto panorama, soy de los que piensa que no todo está perdido: Creo que el cambio de ''conducta colectiva a conducta muy individual'' en cuando a la deshonestidad es posible. Aclarando que para ser deshonesto no hace falta incurrir en un desfalco de ''marca mayor''. Basta con sobornar a un fiscal cuando nos comemos una luz del semáforo, basta con ''colearnos'' en una fila, basta con aceptar la matraca de cualquier funcionario público (como mal necesario) cuando gestionamos un documento, basta con encubrir un delito haciéndonos ''los locos'' o por simple omisión.
Al final de todo, hasta un mal hábito como la deshonestidad, tan arraigado en la conciencia de unos cuantos, puede ser poco a poco vencido a través de robustecimiento de nuestra institucionalidad, porque, a Dios gracias, no todos somos deshonestos.
Así de simple.''

Paráfrasis:
Principalmente la deshonestidad y el comportamiento actual de una corrompida sociedad venezolana ha hecho que una de las principales buenas características históricas de nuestro gentilicio hayan sido derribadas estos últimos años. Esto se debe a muchos factores, primordialmente a todo lo que rodea al gobierno, tanto el mismo gobierno (éste sumiso a la orden de los hermanos Castro), como aquellos que le adversan, solo le siguen el juego a estos pero son incapaces de presentar y aplicar soluciones.
Yo, siempre he sido honesto con los que me rodean. Soy bastante perspicaz y me gusta decirle las cosas a la cara a las personas. Por eso siempre he vivido bajo la discriminación de los demás. Es un hecho que hay que vivir la vida mintiendo todo el tiempo y donde la superficialidad y la deslealtad es un requisito para ''ser social''.
Por otra parte, la sociedad venezolana se ha empecinado en vivir en un toma y dame constante por todos lados y esto ha conllevado aplicar una actitud llena de incertidumbre por parte de los ciudadanos. Esta actitud es de perjudicar a otras personas con el fin de conseguir un objetivo, por ejemplo. Es triste lo que se avizora pero siempre hay que mantener la calma y seguir.

Fernando R.

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