miércoles, 7 de agosto de 2013

Luz en la calle, oscuridad en la casa.

Artículo de José Dionisio Solórzano. Desde Barcelona.
Luz en la calle, oscuridad en la casa.
¿Por qué persisten en Venezuela tantos problemas luego de 14 años de revolución? Esta sería la pregunta más razonable que cualquier simpatizante del oficialismo se debería hacer en medio sus reflexiones más profundas.
¡Epa amigo!, usted amigo que ¿aun cree en el cuento del paro petrolero y del sabotaje eléctrico luego de casi cinco lustros escuchando lo mismo, todavía piensa que es verdad? Y si lo fuera, ¿no crees que ya debieron los enchufados solucionarlo?
Sin lugar a dudas apreciado lector, este gobierno es luz en la calle y oscuridad en la casa. Las necesidades del pueblo de Venezuela se mantienen y los grandes ingresos emanados de nuestra producción petrolera se han invertido en solucionar los problemas de otras naciones.
La luz en la calle se evidencia en los ''regalos'' que tanto hugo chavez como nicolas maduro han entregado a otras naciones. Como ejemplo de ello tenemos la confesión de evo morales, Presidente de Bolivia, quien con la mayor desfachatez les aseveró a los diputados de la oposición de aquel país que él no ha gastado un centavo del presupuesto nacional en ''banalidades'' sino que ello ha salido de la ''generosidad del pueblo venezolano''. Pero ya va, ¿usted aprobó que le dieran dinero a este señor para solventar sus problemas? Yo no y sé que usted tampoco. La supuesta generosidad que menciona este mandatario es la de hugo chavez, no la del pueblo.
En el portal de globovisión se lee que ''por lo menos US$438.7 millones fueron donados por el gobierno de hugo chavez a su aliado evo morales en el lapso comprendido entre 2007 y 2011 para financiar un programa denominado ''Bolivia cambia, evo cumple''. Ahora bien, ¿usted está de acuerdo con que le sigamos enviando recursos de todos los venezolanos a un Estado ''hermano'' que sencillamente luce como una república chula?
Otra demostración de cómo alumbra el foco de dádivas del régimen ''socialista'' son las palabras del presidente de Haití, Michel Martelly, quien aseveró que ''con la ayuda de la comunidad internacional y más el apoyo gigante del pueblo venezolano, hemos dado pasos importantes para reconstruir este país''.
Informa este miércoles 26 de junio un destacado medio impreso nacional que el mandatario haitiano anunció que con ''el apoyo del fondo de Petrocaribe, una de las principales vías de financiamiento para la nación para la nación impulsado por Venezuela, se reconstruyeron más de 800 kilómetros de calle, se terminó un proyecto iniciado en mandatos anteriores de 800 casas que ya ocupan sus habitantes, 3 mil casas están en construcción y 1 mil 500 ya están ocupadas''.
Leídas estas declaraciones ¿que podemos decir? ¿como podemos reaccionar?
Oscuridad en la casa. Mientras el país está sumida por una grave crisis de desabastecimiento, mientras continúan los apagones y la inseguridad golpea sin discriminación de ningún tipo, este gobierno se hace la vista gorda, gira su mirada hacia otro lado y finge demencia.
En vez de regalarle a precios de gallina flaca nuestro petróleo a otras naciones, deberían invertir en por lo menos tapar los cráteres, porque así como tienen dinero para asfaltar ''800 kilómetros de calle'' en Haití, debería poseer los recursos para pavimentar la zona alta de Puerto La Cruz o la rural de Barcelona.

Paráfrasis:
Otra de las realidades o ''sensaciones'' (como dirían algunos) es la burda administración de nuestros recursos por parte de este desgobierno. Un desgobierno que se ha dado la tarea de comprar conciencias tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. En nuestro país los recursos se distribuyen en forma de gasto corriente y de manera grotesca, es decir, solo paños de agua tibia. El desgobierno lo que hace es dar pescado a la gente pobre-pobre (pobre de dinero y de mente) en vez de enseñar a pescar. Entonces ¿''Cómo enseñar a pescar a la gente''? ¡Se tiene que sembrar el petróleo, debe haber producción! ¿Pero como se logra esto?
Hay una respuesta muy sencilla: para que haya producción debe haber inversión. Y, desde luego, es poca la gente que quiere invertir ahí donde no hay manera razonable de predecir lo que resultará de esta inversión (porque, por ejemplo, el Gobierno puede cambiar a su antojo y en cualquier momento los precios a los que se podrá vender mañana lo que se produce hoy, o porque la descontrolada inflación puede volver en nominal cualquier futuro retorno). Para no hablar, desde luego, de lo que implica que las personas tampoco puedan saber, siquiera, si sus inversiones seguirán siendo reconocidas como suyas por mucho tiempo más (desde 1998 el Gobierno venezolano ha realizado 1.170 expropiaciones).
Es cierto que los gobiernos como el bolivariano tratan de suplir el problema de la falta de inversión privada con inversión estatal. Es decir, buscando que el Estado sea quien produzca lo que necesita la gente (para eso fueron, después de todo, las 1.170 expropiaciones). Pero luego resulta que el desgobierno no es buen productor.  ¡Al contrario! sino que explique el señor maduro cómo funciona lo del complot en, por ejemplo, el caso del papel higiénico, cuando el 50% de la producción del mismo en Venezuela proviene de una empresa estatal.
La debacle económica venezolana tendría que servir como una vacuna definitiva contra el populismo para todos los gobiernos de la región. Para enseñar, sobre todo, que la riqueza, es lo que hay cuando un país tiene un sistema de incentivos que mueve a la gente a invertir todo su trabajo, su creatividad, su empuje y sus ahorros, en producir cada vez más y mejor. Y que lo demás se llama solo desperdicio. Para prueba, en fin, los US$400.000 millones que, según la Cepal, hugo chavez gastó solamente en ''inversión inicial'' en la última década para una población a la que todo ese dinero no parece haber dejado con más bienestar que el que puedan permitirle sus flamantes tarjetas de racionamiento.
Por eso en la biografía de mi twitter abre diciendo ''De la República cubana de Venezuela'', porque desafortunadamente, ahora más que nunca somos la copia de la mayor de las Antillas. Quiéranlo o no, hoy (7 de agosto de 2013) somos la colonia de Cuba.
Pero fidel castro no es eterno. La ley de la vida seguirá su curso y más temprano que tarde, él irá a reencontrarse con el ''comandante supremo kaiosama'' allá en el averno.

Deduciendo: Venezuela es ''Luz en la calle, oscuridad en la casa'' o extrapolando esto: ''Oscuridad ahora, claridad después''.



Fernando R.

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