viernes, 30 de mayo de 2014

¿Se justifican a veces las mentiras?




Según el Diccionario de la Real Academia, mentir es "decir o manifestar lo contrario de lo que se sabe, cree o piensa". Y en una segunda acepción es "inducir a error". Por lo tanto, no es necesario que la mentira dañe para ser tal: basta decir lo contrario de lo que se sabe, cree o piensa o que induzca a error.

Desde ya que la mentira que produce un daño nunca se justifica. En cuanto a la mentira que produce un bien, se puede decir, como pauta general, que rara vez se justifica.

Se debe tener en cuenta que los pueblos sobreviven en base a la confianza mutua, y es por eso que hacen acuerdos para sobrevivir, y uno de esos acuerdos es la veracidad. La verdad es supervivencia y la mentira es no supervivencia. Cada vez que alguien es veraz impulsa a la raza a sobrevivir y cada vez que alguien miente impulsa a la raza a sucumbir.

Siddharta dijo acertadamente que la ignorancia es la raíz de todos los males, y divulgar una mentira no hace más que diseminar la ignorancia, y la ignorancia es no supervivencia. Por lo tanto, nunca puede resultar algo bueno cuando algo tiene por base una mentira.

Además, no olvidemos que una mentira hay que apoyarla con otras mentiras y al final la confusión sería tan tremenda que nadie sabría a qué atenerse. Ninguna civilización puede sobrevivir fundada en falsedades.

Solamente en casos muy, pero muy excepcionales sería admisible la mentira, y siempre, por supuesto, que la mentira traiga un bien. Pero hay que tener en cuenta que el bien que traiga una mentira puede ser algo así como "pan para hoy y hambre para mañana".

El Maestro Jesús, cuando estuvo encarnado en misión hace dos mil años, en muchas ocasiones no dijo la verdad a sus discípulos o seguidores, porque si les decía la verdad no iban a comprenderlo.

Por otra parte, también en muchas ocasiones directamente les mintió (dijo que él era el Padre, que hacía milagros, etc., etc.), pero esas mentiras eran necesarias para favorecer el éxito de su misión, dada la enorme ignorancia y los absurdos preconceptos de la época, especialmente sobre Dios.

Pero lo que era aceptable hace dos mil años no lo es ahora, ya en el Tercer Milenio, con lo avanzado que está la humanidad, y es por eso que con su autorización nosotros las ponemos al descubierto.

La revelación que nosotros hacemos sobre la Virgen de Guadalupe y otros misterios forman parte de la etapa de evolución del hombre, y al final significará un bien. No puede haber evolución sobre la base de mentiras permanentes.


www.grupoelron.org

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