lunes, 21 de abril de 2014

Esperar mejor suerte.

Henry Cabello Desde Puerto La Cruz.- Ayer, 27 de febrero, se cumplieron 25 años de aquel 1989 que tanto quieren ensalzar los enchufados del gobierno.

Para aquella época escribí que de ninguna manera me parecía un levantamiento espontáneo.

La simultaneidad de las protestas en todo el país, como si se tratara de un movimiento cronometrado, me hacía pensar que alguien estaba detrás de todos aquellos saqueos.

Hoy la historia me da la razón. Quienes nos desgobiernan en la actualidad eran la mano peluda que se ocultaba detrás de aquellos saqueos.

Nada podrá disculpar la torpeza del gobierno de CAP, o, más acertadamente, de sus ministros de Defensa y de Interiores, de haber enviado las tropas del ejército a las calles.

Pero tampoco nada podrá excusar a aquellos que azuzaron al pueblo para que se lanzara a un saqueo frenético de cuanto comercio se les atravesara por el medio.

Quienes como Caldera (Qepd) intentaron justificar aquella violenta reacción en el hambre, nunca pudieron explicar cómo es que el hambre se satisface con electrodomésticos y televisores. O cómo es que una simple protesta por el aumento del costo de los pasajes en Guarenas se convirtió en un saqueo generalizado en todo el país.

Es importante señalar, como afirma una joven manifestante, que las protestas de hoy no sólo van contra el gobierno, sino también contra una élite política que ha dado muestras de su incapacidad para dirigir el descontento popular. Pero la cosa es peor.

Cada día crece más el sentimiento, entre millones de venezolanos, de que nuestras castas dirigentes, en lo político, social y militar, sólo se han ocupado de sus prebendas personales. Con las honrosas excepciones del caso.

Sin embargo, no creo que esa sea la causa por la cual el liderazgo opositor se encuentra entrampado. Como demócratas, tienen que rechazar las salidas de fuerza y sangre.

Ese es un camino incierto. Y, dadas las circunstancias actuales, cualquier intento de negociación con el gobierno traidor sería recibido como una afrenta.

El desprestigio de Maduro y sus huestes es tan enorme que nadie, ni los de su propio campo, le puede creer nada. Sólo pueden ayudar a que la protesta se mantenga con el mínimo riesgo para los habitantes.

Ningún país puede continuar indefinidamente en un estado de semiparalización. Y esa es otra diferencia con 1989: la actual es una protesta espontánea, sin direccionalidad política y sin organización.

La criminal jugada del silencio informativo ha obligado a los venezolanos a recurrir a las redes sociales. Y allí, protegidos por el anonimato, los usuarios propagan cualquier cantidad de noticias.

El problema es que los propagandistas goebbelianos del gobierno aprovechan esto pare echar a andar todo tipo de rumores, con lo que neutralizan el valor del medio.

Finalmente, hay que entender que no todos los uniformados son monstruos sedientos de sangre y llenos de odio. Muchos de ellos también son víctimas de los cubanos de Castro.

A la postre, los venezolanos quedamos sumergidos en el lodo de la desinformación, el caos, la violencia y el enfrentamiento radical. Más divididos que nunca. Pero el silencio de los barrios no es cobardía ni indiferencia. Mucho menos apoyo al gobierno.

Allí hay miedo y terror. Allí los malandros y los esbirros hacen su agosto. Pero el hambre termina por imponerse. De modo que si lo que hemos vivido hasta hora es malo, lo que tenemos por delante es mucho peor.

El Presidente que acumuló la mayor cantidad de votos en la historia fue ajusticiado. Un usurpador no puede esperar mejor suerte.


Paráfrasis:

Sin desperdicios ésta columna de Henry Cabello.
El problema de la gente que llega al poder mediante acciones violentas es que siempre comienza y termina mal. En este caso, los que conforman el actual desgobierno se dieron a conocer por el golpe de Estado en 1992 a causa de un mal gobierno que se venía dando en ese año y a su vez, debido a causas similares de los pasados gobiernos. Es como una espiral, y prácticamente su origen se remonta a la llegada de los europeos a nuestro continente. 

Actualmente, lo que queda de Venezuela, está conformada por gente y gobierno mediocre. Resultado de errores históricos. Todo lo malo que se ha acumulado a lo largo de la existencia de la nación es lo que se vive ahora mismo. Peor no se puede estar y obvio que aun falta para tocar fondo.

Lo bueno, como todo que tiene su lado positivo, es que (como mencionó Henry), los culpables pagarán por sus faltas, me refiero a los que están en el poder, porque la sociedad que también es culpable ya está pagando y con creces toda las calamidades que puede soportar una sociedad ''moderna''.

Esperar mejor suerte no es más que una certeza.

Fernando R.

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